viernes, 30 de diciembre de 2011

Tres Consejos para El Nuevo Año



Perdona
No comiences el año entrante con un corazón lleno de heridas que no has sanado por no perdonar el daño que alguien provocó en tu vida. Antes de que llegue la hora en punto inclusive mientras lees estas letras, perdona a los que tanto daño te han hecho este año y deja atrás lo que te hicieron, el dolor y la amargura que eso te provocó. Que perdones no quiere decir que todo volverá a ser igual con esa persona, pero si libera tu corazón de ataduras y te permite continuar creciendo. Que tu próximo año sea uno donde lo comiences sin rencor ni amargura para nadie. 

Agradece
Es muy probable que este año no haya sido el mejor de toda tu vida. Adivina que: todos tienen ese mismo sentir respecto a su año. Cuando nos sentamos a reflexionar sobre las experiencias vividas nos damos cuenta que este año fue muy difícil, doloroso o simplemente no trajo todo lo que esperábamos. Sin embargo, estas vivo, estas leyendo estas letras con las que te deseo recordar que DIOS TE AMA y te ha tomado en cuenta en su propósito. Si aun estas aquí en la Tierra es porque DIOS TIENE PLANES CONTIGO, planes que desea cumplir. No despidas este año sin agradecerle a Dios por las bendiciones que recibiste, por tu vida y la de los que aun están a tu lado, por las enseñanzas, los momentos buenos y los malos, también. 

Escoge a Dios
En este año que pasó ya no hay nada más que hacer, solo queda despedirlo y guardar en nuestra memoria los recuerdos de las experiencias vividas. Pero un año nuevo comienza y esto presenta nuevas oportunidades, decisiones que tomar, proyectos que desarrollar y la famosa lista de resoluciones.  Antes que nada, decide permitirle a Dios guiar tus pasos en este nuevo año, que Él sea tu guía, refúgiate en el en medio de las tormentas, escucha su voz al momento de tomar una decisión y escógelo a Él como prioridad en tu vida.  

Dicen que la vida es corta y hay que vivirla disfrutándola al máximo, esa diversión y felicidad de la que hablan cuando dicen esto es pasajera. La vida sí es corta cuando reflexionas en todas las cosas que deseas hacer y ciertamente lo ideal es vivir una vida plena y llena de gozo. Busca ese gozo y plenitud en Cristo, ¿Sabes sonreír en medio de la tribulación? ¿orar por el último pedazo de pan que comerás en semanas? ¿dar gracias y cantar himnos de gozo luego de perder a un ser querido? Yo he visto cristianos hacerlo, yo misma he logrado sonreír en momentos tristes y logro sentir esperanza aún en la tribulación.  Eso me lo ha dado el hijo de DIOS, JESUCRISTO. Vivir una vida con Cristo no sólo nos permite disfrutar sus bendiciones sino que moldea nuestro carácter y nos permite disfrutar nuestra existencia aun cuando todo se ve negro y parece no haber solución.

Oración 
Oro para que este año lo comiences con un corazón nuevo y libre de rencores, una actitud positiva, un espíritu agradecido por todo lo que tienes y lo que esta por venir. Le pido a Dios que muestre su gloria en tu vida y en la mía para que recordemos siempre que Él es nuestra razón de vivir. Finalmente deseo que puedas hallar gozo y plenitud en tu caminar con Cristo, que aprendas a ver en cada paso que das las bendiciones para las cuales Dios te prepara. Amén. 

¡Feliz Año Nuevo!
por Angélica Pérez Ortiz

jueves, 29 de diciembre de 2011

Alza tu Mirada




Es en esa posición de impotencia, abandono o descontrol que alzamos nuestros ojos al cielo.

Cuando éramos niños, en ocasiones, mi padre solía recitar con nosotros el Salmo 121 cada vez que salíamos fuera de nuestra casa. Mientras lo recitaba, venía a mi mente la estampa vívida del lugar montañoso donde vivía. Desde el balcón de mi casa, podía ver los montes adyacentes, con algunas casas y calles. Pero mi vista sólo alcanzaba ver la parte interior de esos montes, no podía ver lo que pasaba al otro lado del monte, o si alguna persona o vehículo se aproximaba, hasta que llegaban al lado donde sí podía ver.

Así como el salmista dice: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?” (v. 1), muchas veces, hay montes que se levantan en nuestra vida, que nos impiden ver lo que pueda estar pasando al otro lado o lo que pueda estarse acercando. Es como si estuviéramos en medio de ese valle de desolación y sólo a nuestro alrededor hay montañas que nos impiden salir de él o ver si viene la ayuda de camino.

En ocasiones, los montes pueden ser mucho más altos a nuestra vista, y sólo estamos mirando a ver por dónde puede estar la salida. Estamos esperando ver esa luz a la distancia que nos indique el camino a seguir. Por eso, tendemos a mirar hacia arriba y decir entre sí: “¿Cómo podré salir de esta situación?”,“¿Quién podrá ayudarme a salir de esto?”, “¿De dónde vendrá mi socorro?”.

Sin embargo, es en esa posición de impotencia, abandono o descontrol que alzamos nuestros ojos al cielo. Nuestra posición nos obliga a tener que alzar nuestra mirada y exclamar: “Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra” (v. 2).


Hay alguien mucho más grande que yo, más grande y más alto que el monte que se levanta en mi vida, y tiene que estar arriba en los cielos. Tiene que ser el Dios creador de los cielos y la tierra, quien habita en las alturas y mira desde los cielos a la tierra y acude al socorro de su criatura (ver Sal. 14:2; 33:13; 53:2; 85:11; 102:19). Él es siempre nuestro oportuno socorro, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones (ver Heb. 4:16; Sal. 46:1). Así como vemos la tierra, plana y redonda, desde la cámara potente de alguna nave espacial (como cuando vemos algún documental por la televisión), así mismo ve Dios la tierra desde las alturas. ¡Las montañas no se ven como montañas! Desde arriba no se puede apreciar cuán alta es la montaña. Así que a Dios no le impresiona nada de eso. ¡Él se enfoca en ti y solamente en ti!

Por eso es que no tenemos por qué estar atemorizados. Nuestro Dios es alto y sublime, pero también está accesible a nosotros. Él ha dicho: «Yo habito en la altura y la santidad, pero habito también con el quebrantado y humilde de espíritu, para reavivar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados. Porque no contenderé para siempre, ni por siempre estaré enojado, pues decaerían ante mí el espíritu y las almas que yo he creado...Produciré fruto de labios: Paz, paz para el que está lejos y para el que está cerca», dice Jehová. «Yo lo sanaré» (Is. 57:15-16, 19). Dios tiene cuidado de sus criaturas, de sus hijos. Sólo espera que le abramos el corazón.

La única manera en que Dios puede habitar dentro de nosotros es pidiéndole a Él que venga y haga morada en nosotros; y Él lo hace por medio de su Espíritu
. Nuestro espíritu está anhelando conectarse con Él para ser reavivado; nuestro corazón, nuestra mente y nuestros pensamientos también anhelan ser vivificados. Sólo así se podrá producir en nosotros la paz, el descanso y la confianza que necesitamos tener cuando las situaciones difíciles nos rodean como montes a nuestro alrededor.

Anímate a levantar tu rostro, a enfocar tu mirada en Aquel que es tu socorro. Cuando te enfocas en los cielos, lo demás a tu alrededor se vuelve insignificante. Confía de todo corazón en Dios, quien te creó y te conoce, aun desde antes que existieras en este mundo. Él está ahí para sostenerte, para ayudarte y para darse a conocer tal como Él es: el Dios de paz, el Dios que provee, el Dios que sana y el Dios que te bendice.

Lydia C. Morales

domingo, 25 de diciembre de 2011

Buenos Deseos para mis Lectores


Les deseo a todos una Feliz Navidad junto a sus seres queridos y familiares, que el Nino Jesus nazca en sus corazones una vez mas y colme de alegria sus hogares. Dios les bendiga.

sábado, 24 de diciembre de 2011

El Protagonista en la Historia de la Navidad


En un post que copié el año pasado hablaba acerca del famoso Papa Noel, Santa Claus o Padre de la Navidad. Tiene casi más de diez nombres este personaje que se reduce a una historia de la vida real de un sacerdote griego llamado Nicolás quien tras establecerse como sacerdote en la zona de Myra recibe su nombre: Nicolás de Myra. Tras las historia sufrir varios giros y las parodias de los incrédulos, nació la versión que conocemos hoy: Un barbudo, barrigón anciano que soporta fielmente los fríos vientos del Polo Norte donde tiene una magna fábrica de juguetes, una esposa que hace riquísimas galletas, seis renos que vuelan y miles de duendes que le quieren con inexplicable devoción.

La historia logra fascinar a los niños con facilidad, escribiendo cartas y dejándole galletas el 24 de diciembre, y los adultos se sucumben en el frenesí de la compra y recolección de regalos para proteger la identidad del personaje. En todo este alboroto de pedir regalos y comprar los regalos que “Papa Noel” traerá, se escapan dos detalles muy importantes. Numero uno: ¿Quién era el verdadero “Papa Noel”? ¿Cómo surgió? y numero dos: ¿Quién es el verdadero protagonista de la Navidad? ¿Quién provocó que esta fecha fuese tan especial?

Nicolás de Myra fue un hombre que vive en los recuerdos y las historias de muchas personas en el hemisferio Oriente gracias a su ministerio de amor y solidaridad mientras fue sacerdote. Como siervo de Dios, dejó un legado hermoso y muchas historias han sido contadas sobre sus actos de bondad, de manera tal que los fieles no supieron más que nombrarle un santo.  Pero la historia de Nicolás llega hasta ahí, un hombre con un lindo corazón que se inclinaba a la felicidad de los niños, cumplió con un propósito especial en los caminos de Dios y trajo luz a los lugares que visitó. Todo por amor y servicio a Dios.  

Jesús, Hijo de Dios y Salvador del Mundo, nació en una noche estrellada en un pequeño y pobre pesebre donde su madre le dio a luz con dificultad entre paja y animales.  Este niño nacido por gracia del Espíritu Santo venia al mundo a cumplir con un llamado muy especial. Un cometido que ningún otro hombre podría realizar: morir por amor al mundo, consumar un sacrificio máximo de amor que uniera (de una vez y por todas) al hombre con Dios. Este es el protagonista de la historia, ese pequeñito bebe que pones bajo tu árbol de Navidad, ese niño que nació en un humilde pesebre pero que tenía sobre sí una luz que brillaba como ninguna otra. Que todavía brilla hoy.

Con su nacimiento él le otorgó a estas fechas un significado especial  y cambió para siempre la historia de la humanidad. Los regalos son lindos de recibir, las fantasías de un hombre vestido de rojo son ilusiones infantiles que realmente le hacen la noche una aventura a cualquier niño. Pero lo que transforma los corazones, cambia las vidas y hace milagros en nuestras familias es permitir que Jesús habite en nuestro ser y sea la luz que ilumina nuestros senderos. La estrella de Jesús no ha cesado de alumbrar el camino a la verdad y al Padre.  Esta alumbrando los corazones de todo aquel que este dispuesto a seguirle.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Enciende la Luz en Ti




En esta temporada navideña el mundo gime y se lamenta por las pérdidas y tragedias del año. Muchas vidas quedaron truncadas y muchos sueños se desbarataron. En todo el mundo la gente necesita ver esa luz de amor que vino a la Tierra para iluminar su vida, de la cual el profeta Isaías escribió: «El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos» (Isaías 9:2, RV95).
Hoy, al ver que se extienden las sombras que nos rodean, pareciera que esa luz prácticamente ha desaparecido. Sin embargo, no todo es siempre lo que parece. Las tinieblas nunca podrán triunfar sobre la luz. Con solo accionar un interruptor o encender una vela, la oscuridad se desvanece.
Lo mismo puede suceder en la vida. Dejemos entrar la luz y el amor de Jesús en nuestro corazón y reflejémoslos sobre los demás, tendiéndoles una mano de compasión y bondad. Su luz resplandece con fulgor sobre el telón de fondo de odio e indiferencia que prevalece en gran parte del mundo, y además ahuyenta las tinieblas de nuestro entorno inmediato. 
¿De qué vale eso? Me dirás. No va a cambiar gran cosa». Tal vez parezca que el efecto que eso tiene es imperceptible e intrascendente. Sin embargo, puede que te lleves una sorpresa. La luz de una vela es visible a más de un kilómetro de distancia cuando está muy oscuro.
Recuerdo una anécdota sobre un hombre que, mientras caminaba por la playa, iba recogiendo estrellas de mar que habían quedado varadas en la arena y las arrojaba de vuelta al agua. Movido por la curiosidad, alguien le preguntó por qué lo hacía. «Hay cientos de estrellas de mar en esta playa. ¿De qué sirve?» El hombre se agachó para recoger otra y, tirándola al agua, respondió: «A ésa le sirvió». 
Tú también puedes prestar un gran servicio a los demás dejando brillar tu luz sobre ellos, de manera que cobren ánimo y se llenen de esperanza para el próximo año. Como en el caso de las estrellas de mar, quizá no puedas ayudar a todo el mundo, pero puedes influir para bien en las personas con quienes entres en contacto. Y la cosa no se detendrá ahí, porque ellas a su vez pueden influir en quienes estén a su alrededor.
Es posible hacerlo, y podemos comenzar ahora mismo rezando todos la siguiente oración navideña:

Jesús, llena nuestro corazón de la luz y el amor de la Navidad. Conviértenos en una cadena de lamparitas vivas que triunfen sobre las tinieblas e iluminen con Tu amor el mundo que nos rodea. Amén.

Fuente :Lilia Potters es misionera de La Familia Internacional en Oriente Medio.
Tomado del Blog: Jesus El Que Ama mi Alma

jueves, 22 de diciembre de 2011

Detras de "El Verdadero Significado de la Navidad"


“Os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” (Lucas 2:11)

Es probable que hayas escuchado “El verdadero significado de la navidad es Cristo,” o que  “La Navidad es realmente el nacimiento de Jesús, nuestro salvador”.  Mientras que frases como estas son verdad, es probable también que luego de internalizar esas palabras en tu mente no dejes que el verdadero mensaje que ellas llevan llegue a  tu corazón. Quizás tú eres quien las dices a dondequiera que vas y puede ser que recibas miradas vacías y bocas cerradas en respuesta, estas personas en realidad no conocen la magnitud de la frase que les compartiste. 

Sin un principio absolutamente nada puede comenzar, pues un principio marca el comienzo de algo. La conmemoración de la Navidad no es nada más y nada menos que recordar ese momento en el cual comenzó lo que seria la posibilidad más maravillosa que cualquier ser humano tendría jamás. En la Navidad, llego a este mundo un niño, el Hijo de Dios y consigo trajo la posibilidad de que el hombre y Dios se pudiesen volver a comunicar sin la necesidad de sacrificar animal alguno. 

Si esta fecha en la historia no existiese, en otras palabras: si Jesús NUNCA hubiese nacido, no solo no existiría la Navidad; sino que tampoco existiría el mensaje de salvación, la vida eterna, el perdón y limpieza de pecados y sobretodo esa preciosa relación que hoy por hoy podemos desarrollar con nuestro Padre Celestial.
 
La Navidad marca el punto de partida en la cronología de la historia de un nuevo movimiento de amor y de esperanza para el hombre que por tantos años vivió en total desconexión con Dios. Es importante ver que al celebrar la Navidad, celebramos todo lo que vendrá después de ella. Treinta y tres años después de su nacimiento, Jesús muere en una cruz. Tremendo sacrificio de amor que nadie más podrá recrear. Dime algo. ¿Habría pasado esto si no hubiese sido porque Dios envió un hermoso niño a nacer en un humilde pesebre en Belén? ¡Sabemos que no! 

Muchos sufren desmedidamente en estas épocas del año y es difícil no hacerlo cuando un pariente o buen amigo muere en estas fechas o cuando la desgracia a tocado tu vida de alguna manera. Pero la Navidad representa esperanza, la fe y la espera de que buenos tiempos están por venir. Es inevitable sentimos también mucha alegría, la esperanza y la fe nos permiten creer y añorar los momentos de gozo y paz que Dios promete para sus hijos.

Que tus Navidades representen en este año el comienzo de los buenos tiempos, la esperanza de que el sol volverá a brillar sobre tu ventana. Renueva tu gozo, tu paz, tu fe y tus añoranzas para el nuevo año a través de la conmemoración de una promesa cumplida a la humanidad hace mas de dos mil años. El nacimiento del Salvador de este mundo, por que eso es la Navidad, la celebración del nacimiento del hombre mas puro que ha caminado sobre la Tierra, Jesucristo.

Esta Temporada from DanStevers.com on Vimeo.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Drama de Navidad

La Navidad es una de esas fechas donde pareciera que todo o casi todo a sido dicho ya, lo cual, en parte, es cierto. Pero no por cierto es que podemos dejar pasar esta fecha sin que nos demos cuenta de lo que estamos festejando, porque en una sociedad tan atada al consumo, parece que la Navidad es sólo una oportunidad donde nos vemos casi obligados a consumir más que en otras fechas, primando el tener por sobre todo lo demás.


A la gran mayoría de los que festejan la Navidad se les escapa por completo el acontecimiento que dio nacimiento a dicho festejo, quedando el hecho divino de la encarnación de Cristo como algo que difícilmente la gente ligue a esta fecha, mostrando así el desconocimiento completo de lo que debiera ser la razón y el corazón de la Navidad. Es el más grave de todos los sinsentidos entre los que se desarrolla la fiesta. La lista que ello encabeza se puede trasladar, por ejemplo a la forma en que festejamos los que vivimos en estas latitudes,  pues adornos navideños cubiertos de nieve son los que engalanan nuestros árboles navideños, siendo que por aquí algo que nunca veremos en esta fecha es nieve. Es decir, festejamos algo que no sabemos bien que es y que parece que tiene poco contacto con la realidad en la que nosotros vivimos.

¿Tiene algo que decirnos a nosotros la Navidad? Si la despojamos de todos los adornos artificiales, de las reuniones familiares y los días feriados, para muchos no tiene más para decir. Creo que eso, en sí, constituye un verdadero drama navideño, pues la gente no se da cuenta que la venida del Hijo de Dios para habitar como uno de nosotros es el mayor bien que se nos podría haber hecho jamás. No hay regalo, por más precioso que resulte que se pueda comparar siquiera a lo que Dios Padre nos regaló esa noche en un pesebre de la pequeña aldea de Belén. Una humanidad corrompida entonces y ahora, recibía, sin percibirlo, a aquel que es el único que puede brindarles lo que tanto se dice por estas fechas, pero que tan poco se vive en la realidad: paz y salvación.

Pero parece que ello queda en segundo plano cuando se trata de la Navidad, pues sólo comprando y teniendo la gente parece ser feliz, cuando dejan pasar lo único verdaderamente necesario para ellos: el regalo de Dios en Cristo.

La Navidad es la llegada de todo el bien que Dios deseaba hacerle a una humanidad necesitada de dicho bien. Por más autosuficiente que la humanidad se crea, desde la perspectiva de la eternidad, es desdichada, desnuda y pobre, carente de todo lo que pueda conducirla al bienestar verdadero y a una relación gozosa con la deidad. Despreciar, ignorando, el regalo de Cristo llegando a nuestro mundo para compartir nuestra experiencia humana, enseñarnos, dejarnos ejemplo y, sobre todo y ante todo, para morir por nuestros pecados, hacer a un lado ese regalo es condenarnos a una vida que apenas merece el nombre de tal.

Navidad es la llegada del Hijo de Dios a los hombres para ser su Salvador y Señor. Es el hecho que abre las puertas para la salvación de todos los hombres y mujeres que crean en él y lo reciban para llenar de sentido sus vidas, darles vida abundante y eterna y llenarlos de una felicidad que vas más allá de lo que podamos experimentar fuera de él. Para aquellos que hemos tenido nuestra Navidad, es decir el momento en que Cristo vino a nuestros corazones, podemos decir que la luz llegó a nuestras vidas, que fueron totalmente cambiadas por su llegada.

Hoy Cristo puede venir a tu vida también, para que compruebes por vos mismo que él es realidad y que la Navidad no es un feriado más, sino que es el festejo del momento donde la eternidad tocó la historia para hacerse carne por amor por cada uno de nosotros.

En esta fiesta, ojalá que puedas festejar y pasarla bien, pero siempre tomado de la mano de Cristo, el regalo que Dios te ofrece para tu bienestar.

“El que tiene al Hijo de Dios (Jesús) tiene la vida. El que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida” 1 Juan 5.12

martes, 20 de diciembre de 2011

Abra la Puerta

Isaías 61:3 “a ordenar que a los afligidos de Sion se les de gloria en lugar de ceniza, oleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados arboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.”

Elisabet, la mujer  del sacerdote Zacarías, era una mujer que en su vejez tuvo experiencia primaveral. (Lucas 1:36) Tenía en su vientre una promesa. Pese a sus años, ella estaba más cerca de su destino en ese momento de lo que había estado en su juventud. Probó que Dios nos bendice en el momento que estima conveniente y en sus propios términos. Ella era un ejemplo vivo del verso en  Isaías 61:3. Ciertamente recibió “gloria en lugar de ceniza, oleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiad”. 

Podemos imaginar que Elisabet pudo haber pasado muchos años anhelando un hijo. Conocía la vergüenza de ser estéril en los tiempos bíblicos y quizás ya había desistido de lograrlo. Pero Dios tenía otros planes. A una edad que algunos podrían considerar muy avanzada para tener hijos, Elisabet estaba embarazada. Ella también estaba sola. Puede que esto se debiera a la actitud de la comunidad. Cuando una mujer entrada en años es todavía una mujer vibrante y productiva, otros pueden sentirse celosos o intimidados. Quizás haya sido la silenciosa quietud de su vientre lo que otros creían que ella experimentaba. Cualquiera que haya sido la razón, ella se ocultó en su casa durante seis meses antes de escuchar que tocaban enérgicamente a la puerta. 

Cuando Elisabet levantó su cuerpo achacoso y arrastró su torso alargado hacia la puerta, vio a una joven muchacha, una imagen de si misma en días que ya habían quedado atrás. Al abrir aquella puerta su vida cambio para siempre. María, la futura madre de nuestro Salvador y Señor, la joven prima de Elisabet, estaba a la puerta. El saludo de esta joven, la revelación de su experiencia, hizo saltar al niño en el vientre de Elisabet, y ella fue llena del Espíritu Santo. 

Si usted se ha aislado de los demás, no importa la razón, oro para que usted escuche al Señor tocando la puerta. Él le dará el manto de alegría en lugar del espíritu angustiado. Mientras usted le abre la puerta a nuevas relaciones y remueve las cadenas de sus propios temores, Dios la inundará con un nuevo esplendor. El reanimará su corazón. Él no quiere que usted se quede sentada en una silla y muera. ¡En el nombre Jesús, levántese y abra la puerta! 

TD Jakes, Santa Biblia: Mujer: ¡Eres libre!

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Princesa Dios te esta llamando

 

He visto esta hermosa grafica en el blog que participo y me hizo  recordar las hermosas palabras de amor y fortaleza que Dios compartio conmigo hace un tiempo atras. La encontre en el foro cristiano de mujeres en el cual participo, Mujeres de Vanguardia. Alli tambien estoy trabajando con el proyecto de mi Blog Novela Ruth. (Para visitar el blog-novela o foro haz clic en los nombres.)

sábado, 10 de diciembre de 2011

¿Habrá otro más pobre y triste que yo?


por: Angelica Perez Ortiz

"Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que comía.
¿Habrá otro --entre sí decía--
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.
Quejoso de la fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿Habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?,
piadoso me has respondido;
pues volviendo en mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías
las hubieras recogido."

(Tomado de La Vida es Sueño-Primer Acto, Calderón de La Barca)


Si la historia fue escrita por el Calderón mismo, no es algo que sepa con seguridad. La he leído en muchas ocasiones, diferentes versiones pero ese simple mensaje que guardan las líneas de esos versos siempre es el mismo. 

Estos versos intercalan dos dilemas de la vida que, suelen ser muy difíciles: aceptar la vida que llevamos y agradecer no solo por las cosas buenas sino las malas también. 

La palabra de Dios dice que ‘todas las cosas que le acontecen a los que aman a Dios son para su bien’ (Romanos 8:28). Este sencillo verso expone una realidad del diario vivir pues todos sabemos por experiencia propia que después de cada experiencia, buena o mala, el resultado es una persona con herramientas nuevas para enfrentar lo que viene en el siguiente escalón de la vida.

A veces vivimos reclamándole a Dios por la vida que tenemos. ¿Qué es lo que hemos hecho para
merecerla? Y hasta dudamos que existan personas con peores destinos que el nuestro. Ahí es cuando entra el prójimo que vive regocijándose con esas migajas que hemos dejado caer en el suelo. Entonces encaramos nuestro diario vivir: no somos los únicos y siempre habrá alguien que vive en peores condiciones. 

Recuerdo que cuando pequeña solía dirigirme hacia la comida con disgusto, mi madre me reprendía recordándome que en otras partes niños como yo pelearían por tan solo un bocado de lo que yo desperdiciaba. Hoy en día cuando veo a otros desperdiciar su comida me recuerdo de esos tiempos y veo lo malagradecida que me mostraba y lo doloroso que es ver a alguien que no tiene idea de las bendiciones que tiene en su vida. Es aún más doloroso cuando es un cristiano quien actúa así. 

Es importante que vivamos atentos a las bendiciones que recibimos, nunca estaremos satisfechos con la vida que tengamos hasta que aprendamos a ser agradecidos por ella. El ser humano siempre quiere más. Por el contrario, los cristianos tenemos la bella oportunidad de agradecer lo que tenemos y ser felices con las bendiciones que hemos recibido, solo así podremos aceptar más en nuestras vidas y vivir aún más agradecidos, tengamos todo lo que queremos o no. 

Esto no nos convierte en conformistas, tenemos y  debemos aspirar por mejores cosas en la vida pero aprender estar agradecidos por las que logramos alcanzar.