sábado, 10 de diciembre de 2011

¿Habrá otro más pobre y triste que yo?


por: Angelica Perez Ortiz

"Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que comía.
¿Habrá otro --entre sí decía--
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.
Quejoso de la fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿Habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?,
piadoso me has respondido;
pues volviendo en mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías
las hubieras recogido."

(Tomado de La Vida es Sueño-Primer Acto, Calderón de La Barca)


Si la historia fue escrita por el Calderón mismo, no es algo que sepa con seguridad. La he leído en muchas ocasiones, diferentes versiones pero ese simple mensaje que guardan las líneas de esos versos siempre es el mismo. 

Estos versos intercalan dos dilemas de la vida que, suelen ser muy difíciles: aceptar la vida que llevamos y agradecer no solo por las cosas buenas sino las malas también. 

La palabra de Dios dice que ‘todas las cosas que le acontecen a los que aman a Dios son para su bien’ (Romanos 8:28). Este sencillo verso expone una realidad del diario vivir pues todos sabemos por experiencia propia que después de cada experiencia, buena o mala, el resultado es una persona con herramientas nuevas para enfrentar lo que viene en el siguiente escalón de la vida.

A veces vivimos reclamándole a Dios por la vida que tenemos. ¿Qué es lo que hemos hecho para
merecerla? Y hasta dudamos que existan personas con peores destinos que el nuestro. Ahí es cuando entra el prójimo que vive regocijándose con esas migajas que hemos dejado caer en el suelo. Entonces encaramos nuestro diario vivir: no somos los únicos y siempre habrá alguien que vive en peores condiciones. 

Recuerdo que cuando pequeña solía dirigirme hacia la comida con disgusto, mi madre me reprendía recordándome que en otras partes niños como yo pelearían por tan solo un bocado de lo que yo desperdiciaba. Hoy en día cuando veo a otros desperdiciar su comida me recuerdo de esos tiempos y veo lo malagradecida que me mostraba y lo doloroso que es ver a alguien que no tiene idea de las bendiciones que tiene en su vida. Es aún más doloroso cuando es un cristiano quien actúa así. 

Es importante que vivamos atentos a las bendiciones que recibimos, nunca estaremos satisfechos con la vida que tengamos hasta que aprendamos a ser agradecidos por ella. El ser humano siempre quiere más. Por el contrario, los cristianos tenemos la bella oportunidad de agradecer lo que tenemos y ser felices con las bendiciones que hemos recibido, solo así podremos aceptar más en nuestras vidas y vivir aún más agradecidos, tengamos todo lo que queremos o no. 

Esto no nos convierte en conformistas, tenemos y  debemos aspirar por mejores cosas en la vida pero aprender estar agradecidos por las que logramos alcanzar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario