viernes, 12 de abril de 2013
martes, 9 de abril de 2013
Hemos sido llamados a: Guiar
Vosotros
sois la luz del mundo; una ciudad asentada
sobre un monte no se puede esconder.Ni se enciende una luz y se pone debajo de
un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los
que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para
que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los
cielos –Mateo 14-16
(Versión Reina-Valera 1960)
Es
maravilloso tener una relación personal con Señor, adorar y exaltar su nombre;
es aún más maravillo levantarnos día a día y poder reconocer con alegría que en
el favor de Dios está que se cumpla un día más en nuestras vidas. Sin embargo,
nuestra relación con Dios toca aguas más profundas que las que muchas veces no
estamos dispuestos a caminar. Recuerdo que una vez una amistad mía me comentaba
lo siguiente,
“El problema
no es que tú seas cristiana, el problema
es lo que eso implica ante nuestros ojos.”
Este
comentario me lo dijo durante una conversación en la cual yo le preguntaba cuál
era la línea de pensamientos que se
formaba en una persona cuando uno mencionaba ser cristianos y ellos te trataban
con hostilidad. Su comentario me hizo recordar todas esas situaciones en las
cuales algunos cristianos no necesariamente actúan como siervos de Dios. Esto
me dejo pensando en que los siervos en Espíritu y Verdad del Reino de Dios
tenemos una gran responsabilidad en este mundo. Nosotros somos luz en este
mundo, en nuestros hogares, en nuestras iglesias, escuelas hasta en el trabajo.
¡Nosotros hemos sido enviados a guiar!
Esto no se
limita al servicio de los domingos o dar un buen ejemplo para los menores en
casa, esto se trata de llevar un ejemplo y una conducta acorde a un siervo de
Dios en todo momento. Jesús nos llamó la luz del MUNDO no la luz de nuestra
casa solamente. Además de Dios, la gente nos observa con detenimiento; ellos
buscan en nosotros señales que les demuestren a ellos que ser cristiano en
realidad puede afectar la vida de una persona de manera positiva. Para ser luz
en este mundo, para guiar a la gente a
la verdad tenemos que llevar continuidad en nuestro testimonio en todo momento.
Nosotros no
podemos decir que somos cristianos y llevar la vida de una persona que no sigue
ni los códigos más mínimos de moral y respeto humano. Llevar un testimonio continuo e intachable no
es fácil, somos humanos y en alguna forma u otra pecaremos pero lo más
importante es que Dios vea en nuestros corazones un arduo deseo por ser un
ejemplo genuino. Cuando somos siervos que buscamos agradar a Dios con nuestro
testimonio para así ser guías en este mundo la gente también lo nota. Las
personas a nuestro alrededor se percataran de nuestra humildad, de nuestra
capacidad de aceptar nuestros errores con honestidad, pedir perdón y más que
nada, verán cuán perseverantes somos por ser una persona mejor. Si los hijo de
Dios no cumplimos con este llamado, ¿Quién más lo hará?
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal
se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser
echada fuera y hollada por los hombres. –Mateo 5:13 (Versión Reina-Valera 1960)
Queda pues
en nuestras manos sazonar este mundo con sabor a Cristo. Si los cristianos no
nos dedicamos a cumplir con este cometido en nuestro diario vivir, seguirán existiendo
personas por ahí con el derecho de señalarnos como hipócritas ya que cualquiera
de nosotros que no trabaje activamente en ser luz no es más que piedra de
tropiezo. No permitamos que la luz con la cual Dios alumbro nuestros caminos
permanezca oculta, pongámosla en alto para que alumbre todo nuestro alrededor y
así como nosotros la seguimos otros la puedan seguir.
domingo, 31 de marzo de 2013
“Este es el pacto Yo haré con la
casa de Israel después de ese tiempo,” declara el SEÑOR. “Yo pondré
mi ley en sus mentes y lo escribiré sobre sus corazones. Yo
seré su Dios, y ellos serán mi gente.” (Jeremías 31:33, NIV)
¿Qué
significa la Biblia cuando habla de un pacto nuevo
entre nosotros y Dios?
El
pacto nuevo es la solución definitiva a la rebelión humana. El
pacto viejo, roto por la gente, sería reemplazado por un pacto nuevo. La
fundación de este pacto nuevo es Cristo (Hebreos 8:6). Es revolucionario,
involucrando no solamente Israel y Judá pero igualado a los Gentiles. Ofrece
una relación única personal con Dios en sí mismo, con sus leyes escritas sobre
corazones de individuos en vez de piedra. Jeremías anticipó con interés
el día cuando Jesús vendría para establecer este pacto. Pero para
nosotros hoy, este pacto está aquí.
Nosotros
tenemos la oportunidad maravillosa de hacer un comienzo fresco y establecer una
permanente, la relación personal con Dios ( Jeremías 29:11;32:38-40).
El
pacto nuevo es una relación personal entre Dios y su gente. Dios
escribiría su ley sobre sus corazones en vez de tablas de piedra como los Diez
Mandamientos se escribieron. Para Dios escribir su ley sobre los
corazones de su gente parece describir una experiencia muy parecida al
nacimiento nuevo, con Dios tomando la iniciativa.
Cuando
nosotros entregamos nuestra vida a Dios por su Espíritu Santo, Él
construye en nosotros el deseo de obedecer. Del mismo modo, después de la
última cena él tomó la copa, y dijo, “Esta copa es el pacto nuevo en mi sangre,
que se vierte sobre ustedes.” (Lucas 22:20, NIV)
El
pacto nuevo viene mediante la muerte de Jesucristo. En el Antiguo
Testamento Dios acordó que para perdonar pecados de la gente ellos
debían traer animales para que los sacerdotes los sacrificaran. Cuando
este sistema de sacrificio se inauguró, el pacto entre Dios y el hombre se
selló con la sangre de animales ( Exodo 24:8).
Pero la sangre animal no quitó en sí el pecado
(Dios es el único que puede perdonar el pecado), y los sacrificios animales
tuvieron que ser repetidos día tras día y año tras año. Jesús instituyó
un “pacto nuevo” o acuerdo entre los seres humanos y Dios. Bajo este
pacto nuevo, Jesús moriría en el lugar de pecadores. Diferente a la
sangre de animales, su sangre (porque él es Dios) quitaría verdaderamente los
pecados de todos quien ponen su fe en él. Y el sacrificio de Jesús nunca
más tendría que ser repetido; sería suficiente para toda la eternidad.
(Hebreos 9:23-28).
Los
profetas anticiparon con interés este pacto nuevo que cumpliría el pacto
antiguo. (Jeremías 31:31-34), y Juan el Bautista llamó a Jesús “el
Cordero de Dios, quien quita los pecados del mundo” (Juan 1:29). El pacto nuevo
significa que nosotros podemos ir directamente a Dios mediante Cristo.
Este “es el pacto mejor” se llama también el testamento o el pacto
nuevo. Es nuevo y mejor porque nos permite ir directamente a Dios
mediante Cristo.
Nosotros
no tenemos más necesidad de confiar en animales sacrificados y mediando
sacerdotes para obtener el perdón de Dios. Este pacto nuevo es mejor
porque, mientras todos los que sacerdotes humanos mueren, Cristo vive para
siempre. Los sacerdotes y los sacrificios no podrían salvar la gente,
pero Cristo verdaderamente salva.
Usted
tiene acceso a Cristo. ¿ Él está disponible a usted, pero tiene que ir a
él con sus necesidades.
Señor, ayúdame a llegar a ti en medio de mi quebranto para que
puedas salvarme en medio de mi debilidad. Gracias por el nuevo pacto que llega
a mí por medio de la muerte de Jesús en la cruz. Amén.
Dr.
Serafín Contreras Galeano.
www.serafincontreras.com
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sábado, 30 de marzo de 2013
Sacrificio de Amor
Dios envió a su hijo Jesús al mundo a cumplir con un
propósito que cambio la vida y el curso de la humanidad por siempre. Envió a su
hijo a morir por los habitantes de este planeta y con su muerte se estableció
un vínculo de comunicación entre el hombre y Dios. Sabemos que Jesús era el
hijo de Dios y que por deseo de su padre es que es enviado a morir en la
Tierra. Por otro lado, el acto de sacrificio de Jesús es uno lleno de amor, un
amor que no se puede comprender, un amor que inunda el corazón de aquellos que
tratan de entenderlo.
Esta semana he meditado mucho en esto, mi mente y mi
corazón han recordado los versos se encuentran en 1ra de Corintios 13:4-7:
El amor es sufrido,
es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
[Reina-Valera 1960]
Y
también he recordado las palabras de Jesús a sus amigos en Juan 15:13
Nadie tiene mayor
amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. [Reina-Valera 1960]
Esto
es muy simple de entender, Jesús fue enviado por su Padre, pero su sacrificio y
sus actos van apoyados de un inmenso amor que, al igual que Dios, el sentía y
siente por nosotros. Así como el amor de Dios fue tan inmenso como para enviar
a Jesús a morir por una humanidad pecadora, el amor de su hijo fue igualmente
inmenso como para morir, no solo porque su padre lo ordenara.
Aun
cuando momentos antes de enfrentar el gran sacrificio Jesús oro al padre para
ser liberado del amargo sufrir que le esperaba, Jesús puso por delante la
voluntad de Dios. El mostró la pureza de su amor cuando en la cruz, en lugar de
condenarnos, oró por nuestra redención tomando nuestros pecados como suyos y presentándose
ante el padre como cordero de sacrificio.
La
salvación de la humanidad es un gran acto de amor, es el acto de amor más
grande que Jesús y Dios nos han demostrado. Detrás de la sangre derramada en la
cruz, de las espinas, de las acusaciones falsas, de los clavos y de la resurrección
esta la gran e inmensa fuerza del amor. Esta el poder de Dios en su forma más
pura y real pues Dios mismo es el amor.
sábado, 16 de marzo de 2013
Fortalece tu Fe
Cuando Dios quiere hacer de ti una mejor persona, lo hace mediante la aflicción. Para desarrollar músculo tienes que levantar más pesas; éstos duelen cuando se aumenta la tensión. Pero si persistes, éstos se fortalecerán y lo que la semana pasada te hacía gemir, ahora te hace sonreír. ¿Quién dijo que la vida cristiana era fácil? ¡Desde luego que no fue Dios! Su Palabra la compara a un campo de batalla, no a un lecho de rosas. “…Sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo” (2 Timoteo 2:3). ¡Tu fe es el blanco preferido de Satanás! Jesús dijo a Pedro: “…Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte…”(Lucas 22:31-32).
Así como se separa el trigo de la paja, Satanás quiere separarte de tu fe. Pero Pedro no sólo sobrevivió al ataque, sino que se fortaleció por medio de él y escribió: “Amados, no os sorprendáis del fuego de la prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciera” (1 Pedro 4:12). Puesto que tendemos a sorprendernos cuando nos llegan las tribulaciones, Pedro trata con nuestra actitud hacia a los ataques. Quiere que aprendamos cómo pensar cuando seamos atacados a fin de captar la importancia de la batalla en la que nos encontramos. Es posible que Satanás ataque tu salud, pero en realidad su blanco es tu fe. O que toque tus finanzas, pero lo que busca es debilitar tu fe. Si consigue destruir tu confianza en Dios y su Palabra, él gana y tú pierdes.
La Palabra Para Hoy
**Este devocional no es de mi autoria, fue compartido por: Roger Rojas y escrito por: Bob y Debbie Gass, con la colaboración de Ruth Gass Halliday. La gloria siempre sea para Dios.**
lunes, 11 de marzo de 2013
Batalla Con Uno Mismo
Cuando por una razón o por otra decidimos vivir bajo cualquier tipo de cosmovisión del mundo que no incluya en lo absoluto a Dios, desatamos dentro de nuestros corazones una de las batallas más destructivas y dañinas que nos podamos imaginar. Vivir una vida donde Dios sea Él cimiento para luego extirparlo y reemplazarlo por otra idea es como lanzar un edificio de múltiples pisos a un pantano de arenas movedizas y querer que no se inunde.
En la vida y a medida que crecemos experimentamos muchos
procesos de cambio, de crecimiento, errores y en ocasiones horrores. Cambiamos,
maduramos y aprendemos a ver Él mundo de formas diferentes a medida que nuestro
tiempo en este mundo pasa. Sin embargo, descartar a Dios de nuestras vidas no
es un proceso de cambio, es la herida más grave que nos podemos infligir a
nosotros mismos es una declaración de guerra contra Él espíritu de Dios que
permitimos que habite en nuestro ser.
Cuando expulsamos a Dios de nuestras vidas comenzamos a pelear
con esa parte de nuestro ser que cree en Él, que vivía para Él. Tratamos de
silenciar todas esas ideas, sentimientos y experiencias que nos aseguraban en algún
momento sobre la existencia de Dios, sobre su
amor, sobre la realidad de nuestra relación con Él.
La persona que se separa de Dios después de conocerle vive el
día a día peleando con sus ideas, convenciéndose de que no necesita de Dios y
que la vida que vivió anteriormente era una falsa. Estas personas se adentran a
largos periodos de depresión o se convierten en seres altamente controversiales
o quizás muy introvertidos reservando dentro de su mente y corazón una tormenta
de pensamientos y contradicciones. Cualquiera que sea la personalidad de
adquieren, en su interior viven luchando con Él Dios que conocían, con Él Dios
que quieren pensar ya no existe (porque saben bien que en algún momento en sus
vidas si existió) y con las ideas que quieren pensar son meras
ilusiones.
El resultado de esta batalla queda en manos de la persona
misma y solo hay dos escenarios que muestran Él fin de la misma. En uno de ellos
tenemos un ser destruido que se rinde ante sí mismo y decide correr a los pies
de Dios en busca de una restauración, que anhela sentir Él espíritu de Dios y reconstruir
todo lo que él ha decido destruir y pero que no ha podido borrar de su memoria
y ser. En el otro escenario tenemos un ser igualmente destruido pero que vive
en un camino de oscuridad profunda que con una fachada muy elegantemente
construida logra apenas sobrevivir el diario vivir para ser atormentado en los
peores momentos de su soledad y profunda tristeza.
Son muchas la situaciones o las razones por las cuales un
hijo o hija de Dios puede pasar de creer fervorosamente en Dios a convertirse
en un agnóstico o quizás ateo y no hay quien, excepto por Dios, que pueda
juzgar sobre la validez de esa decisión. No es algo que tiene que ver con
cuanto más crea una persona en Dios que otra, es algo que depende de la
fortaleza de esa persona y cuan fuerte es su fe. Estas son cosas que se
cultivan, destrezas que se practican y se desarrollan a medida que caminamos el
camino que Dios nos separa. Son herramientas que vamos aprendiendo usar para
que en el momento en que nuestra vida sea sacudida y nuestras convicciones cuestionadas
sepamos qué hacer y en dónde buscar el refugio necesario para no separarnos del
camino de luz y verdad.
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