martes, 9 de abril de 2013

Hemos sido llamados a: Guiar

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielosMateo 14-16 (Versión Reina-Valera 1960)

Es maravilloso tener una relación personal con Señor, adorar y exaltar su nombre; es aún más maravillo levantarnos día a día y poder reconocer con alegría que en el favor de Dios está que se cumpla un día más en nuestras vidas. Sin embargo, nuestra relación con Dios toca aguas más profundas que las que muchas veces no estamos dispuestos a caminar. Recuerdo que una vez una amistad mía me comentaba lo siguiente,

“El problema no es que seas cristiana, el problema es lo que eso implica ante nuestros ojos.”  


Este comentario me lo dijo durante una conversación en la cual yo le preguntaba cuál era  la línea de pensamientos que se formaba en una persona cuando uno mencionaba ser cristianos y ellos te trataban con hostilidad. Su comentario me hizo recordar todas esas situaciones en las cuales algunos cristianos no necesariamente actúan como siervos de Dios. Esto me dejo pensando en que los siervos en Espíritu y Verdad del Reino de Dios tenemos una gran responsabilidad en este mundo. Nosotros somos luz en este mundo, en nuestros hogares, en nuestras iglesias, escuelas hasta en el trabajo. ¡Nosotros hemos sido enviados a guiar!

Esto no se limita al servicio de los domingos o dar un buen ejemplo para los menores en casa, esto se trata de llevar un ejemplo y una conducta acorde a un siervo de Dios en todo momento. Jesús nos llamó la luz del MUNDO no la luz de nuestra casa solamente. Además de Dios, la gente nos observa con detenimiento; ellos buscan en nosotros señales que les demuestren a ellos que ser cristiano en realidad puede afectar la vida de una persona de manera positiva. Para ser luz en este mundo, para guiar  a la gente a la verdad tenemos que llevar continuidad en nuestro testimonio en todo momento.

Nosotros no podemos decir que somos cristianos y llevar la vida de una persona que no sigue ni los códigos más mínimos de moral y respeto humano.  Llevar un testimonio continuo e intachable no es fácil, somos humanos y en alguna forma u otra pecaremos pero lo más importante es que Dios vea en nuestros corazones un arduo deseo por ser un ejemplo genuino. Cuando somos siervos que buscamos agradar a Dios con nuestro testimonio para así ser guías en este mundo la gente también lo nota. Las personas a nuestro alrededor se percataran de nuestra humildad, de nuestra capacidad de aceptar nuestros errores con honestidad, pedir perdón y más que nada, verán cuán perseverantes somos por ser una persona mejor. Si los hijo de Dios no cumplimos con este llamado, ¿Quién más lo hará?

 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. –Mateo 5:13 (Versión Reina-Valera 1960)
Queda pues en nuestras manos sazonar este mundo con sabor a Cristo. Si los cristianos no nos dedicamos a cumplir con este cometido en nuestro diario vivir, seguirán existiendo personas por ahí con el derecho de señalarnos como hipócritas ya que cualquiera de nosotros que no trabaje activamente en ser luz no es más que piedra de tropiezo. No permitamos que la luz con la cual Dios alumbro nuestros caminos permanezca oculta, pongámosla en alto para que alumbre todo nuestro alrededor y así como nosotros la seguimos otros la puedan seguir. 


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