¡Oh mi Dios, mi buen Rey!
En esta fría tormenta de reconocer...
que aunque sola intente prevalecer,
siempre ante ti debo correr.
Eres el sol de mis mañanas,
Y la luz de mis caminos.
El guía de mis pasos,
Mi más fiel amigo.
Sin tí no puedo,
yo, hacer algo.
Yo sólo vivo...
Si tú me sostienes en tus brazos.
Por: Angélica Pérez
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