Sigue la Estrella
por Angelica Perez
Mateo 2:2 “¿Donde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle.”
En muchos países se celebra la visita de los tres Magos de Oriente al pesebre donde se encontraba el niño Jesús. Ese memorable día en el cual tres reyes, magos o sabios (ya que se les refiere con diferentes nombres) siguieron desde el lejano oriente una estrella que los guió al paradero del Príncipe de las Naciones.
Se dice que su travesía fue de aproximadamente dos meses, otras fuentes alegan de un mes y medio y a quienes dicen que solo les tomo tres semanas. Sin embargo, eso me puso a meditar en que realmente no importa cuánto les tomo llegar a Belén. Lo que realmente importa es que el deseo de adorar y exaltar al Niño Dios era más fuerte que la larga travesía, que la incertidumbre de saber hacia dónde se dirigían.
Los reyes fueron a su paso y al paso de sus camellos y la estrella los guió hasta el momento en el que llegaron al lugar donde Jesús les estaba esperando. Así mismo es con sus hermanos, con nosotros. Jesús no le importa si ti te toma un mes llegar a cierto crecimiento mientras que a mí me toma una semana o viceversa. Jesús lo que más le importa es el resultado final.
Lo que Dios, Jesús y el Espíritu Santo buscan es el crecimiento en nuestras vidas, que estemos en constante búsqueda y siempre persiguiendo la Estrella que ilumina nuestros pasos. ¿El tiempo que nos tome llegar? Siempre será diferente, con cada individuo Dios obra de forma diferente y en tiempos diferentes.
El Dios Todopoderoso y Omnisciente es el que tiene completo conocimiento de nuestros corazones y conoce a qué velocidad podemos caminar cada uno. Eso sí, nunca nos conformemos. Cuando llegaron al palacio de Herodes, los reyes pudieron haberse conformado con haber comprobado que en verdad había nacido un niño rey en Belén. Sin embargo, a pesar de que probablemente estaban extenuados continuaron.
No fue hasta que llegaron al pesebre y le adoraron que estuvieron satisfechos. ¡Nosotros también! No pares hasta que cumplas tu meta, no descanses hasta que consigas trepar el siguiente escalón, no te conformes con saber que existe, ¡no! Esfuérzate y sigue la estrella de Cristo hasta que te lleve al lugar que Dios ha separado para ti.
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